Colombia tiene un fuerte impacto en las relaciones con Israel

Un día después de que el presidente colombiano, Gustavo Petro, anunciara el 1 de mayo que interrumpiría las relaciones diplomáticas con Israel, el canciller encargado, Luis Gilberto Murillo, aseguró en una rueda de prensa que no se trataba de un impulso ni de una capricho. “[La decisión] lo revisaremos a partir de ahora cada mes”, dijo, registrando los llamados del presidente a Israel para que cese el fuego en Gaza. Con el tiempo, expresidenti y exministros han comentado el impacto de la decisión. Para el expresidente Juan Manuel Santos, esta medida «tiene consecuencias negativas para los colombianos». Según su antepasado, Ernesto Samper, es «un grito desesperado para que el mundo hable del genocidio de Netanyahu en Gaza». Para César Gaviria, líder del Partido Liberal, es uno “Demostración de antisemitismo”.

El canciller Murillo, quien fue ministro de Medio Ambiente en el gobierno de Santos, intentó llamar a la calma por las consecuencias negativas para los ciudadanos. La decisión supone que la embajadora en Israel, Margarita Manjarrez, no regresará a Tel Aviv -fue llamada a consultas a finales de octubre, y no regresará-, ni tampoco otros diplomáticos. Pero los otros 5.000 colombianos residentes en Israel y los territorios palestinos podrán seguir los servicios consulares en esa misma ciudad. No se trata de una decisión, asegura la Cancillería, «contra el pueblo israelí ni contra las comunidades judías, porque no hay vínculos históricos y amistosos que persistan».

Algunos colombianos en Israel, sin embargo, piden más respuestas. “Estamos todos conmocionados”, dice María Nehbas, generadora de papel que administra un grupo de Facebook de migrantes colombianos afiliados en ese país. “Les escribo por privado con solicitudes para enviar dinero a Colombia a sus familiares”, sigue leyendo. También está claro lo que esto significará para el embajador de Israel en Colombia, Gali Dagan, quien no fue llamado a consultar al gobierno de Benjamín Netanyahu.

El efecto sobre el intercambio económico es una de las grandes cuestiones. Pero hay razones legales y políticas para pensar que el impacto para Colombia e Israel será pequeño o nulo. Los dos países firmaron un tratado de libre comercio (TLC) que entró en vigor en 2020 y que ha eclipsado las relaciones comerciales y de inversión ante organismos legislativos, judiciales e internacionales. Y a TLC no irrumpe en cortar relaciones diplomáticas. Gracias a la Asociación Colombiana de Comercio Exterior (Analdex), Israel y Colombia han intensificado su relación comercial en más de un 200% en los últimos tres años, con un saldo que favorece a los colombianos, que exportan cinco veces más que las importaciones de Israel.

Pero incluso si estuvieras estudiando jugando a las exportaciones, estas relaciones comerciales no ponen en peligro la economía de ningún país. Las ventas de Israel representan sólo el 1% de las exportaciones totales de Colombia, en la mayoría de los productos mineroenergéticos, como el carbón térmico. “Se puede resaltar que el TLC con Israel como máximo no ha sido aprobado”, señala el estudio de octubre de 2023.

Un exministro de Hacienda del expresidente Iván Duque, José Manuel Restrepo, dijo a Caracol Radio que ese porcentaje es un número importante, pero lo más relevante en materia de importaciones es que Israel está apoyando a Colombia en inteligencia militar, suministro de armas o en el mantenimiento. del equipo. . Sin embargo, esta relación militar se ha mantenido durante los últimos dos meses, incluso cuando la tensión diplomática entre los dos gobiernos aumentó hasta que Israel anunció en octubre pasado que suspendía el envío de equipos de seguridad a Colombia.

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Mauricio Jaramillo, profesor de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario, explica: “Para Israel, el toque a la industria militar sería terrible, porque en este momento tiene mucho gas, por lo que no va a renunciar a una actividad comercial. socio como Colombia ahora, no te conviene.» Colombia tiene poco interés en cambiar de proveedor militar, porque esto sería muy costoso para el país: sus cazabombarderos Kfir requieren respuestas o mantenimiento de los israelíes, por ejemplo.

Marcos Peckel, director de la Confederación de Comunidades Judías de Colombia, coincide en que la decisión no se mide en impacto comercial o militar. «La Cancillería recopiló la declaración de Petro, dijo que mantiene relaciones consulares, y no menciona cambios en el ámbito comercial o militar, por lo que no debe haber tenido ningún trauma por este lado, más al medio ambiente dañado», dice. “El impacto es diplomático y coloca a Colombia a la par de países como Bolivia, Venezuela, Cuba o Irán, no con democracias liberales, frente al Estado de Israel”, añade.

El profesor Jaramillo, por su parte, se refiere a que “con esta decisión no hay intercambio comercial ni militar con Israel; Esta es una cuestión diplomática». Pero considero que es un mensaje a escala internacional a favor del multilateralismo y en defensa de los derechos, un “mensaje simbólico, rompiendo las relaciones de Israel violando el derecho internacional”. Colombia asume que Israel está cometiendo genocidio, y como Estado, legalmente, asumiendo esto, no puede hacer nada.»

Petro, Agrega Jaramillo, no cuestiona las relaciones con Estados Unidos, el alcalde alias Israel: son tantos los actores internacionales que han condenado las acciones de Israel en Gaza, que los norteamericanos no se han pronunciado contra cada uno e incluso se han permitido de forma sin precedentes que el Consejo de Seguridad de la ONU, sobre el que tienen derecho de veto, concederá a Israel. Para el gobierno de Netanyahu, la decisión de Petro fue una decisión «antisemita». Para la embajada de Palestina en Colombia fue un “acto valiente”. Para Colombia fue un cambio diplomático más comercial, consular o militar.

Pero, como explica el comunicado de la Cancillería colombiana, también hay una continuidad en lo que el país viene haciendo desde hace varios años: «Colombia reafirma su convicción de que la solución definitiva al conflicto entre Israel y Palestina y la estabilidad regional pasan necesariamente por el solución de dos Estados”. Una solución que Colombia ha defendido durante décadas y que, como todo indica, seguirá defendiendo el actual gobierno.

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