Von der Leyen planea degradar la tarjeta verde si sigue el frente de la Comisión | Elecciones europeas 2024

La agenda verde no parece ser una de las grandes prioridades de la próxima Comisión Europea. La cuestión medioambiental, frente a lo que se ha presentado como un saco de boxeo para conservadores, agricultores y empresarios, es controvertida para varios Estados miembros poderosos. Y Ursula von der Leyen, que aspira a gobernar el Ejecutivo comunitario otros cinco años, con la competitividad de la UE como primer punto de la agenda, será la encargada de actuar para neutralizar la papel verde dentro de la reorganización de las nuevas tripulaciones. El nuevo diseño podría quedar relegado a la española Teresa Ribera, con señal verde. Pero la socialista, que se ha posicionado como la próxima comisaria española, consciente del nuevo equilibrio, aspira a una vicepresidencia comunitaria potente y más amplia que la que une Energía y Clima, sobre un modelo similar al que ahora se transforma en tercera vicepresidente del Gobierno y ministro para la Transición Ecológica y Libro Demográfico. Von der Leyen es la favorita para seguir el frente de la Comisión, pero no lo tiene todo claro.

España tiene ahora uno de los grandes cargos, el de alto representante de Política Exterior y Seguridad, en manos de Josep Borrell. Y los socialdemócratas europeos esperan hacer negocios con la presidencia del Consejo Europeo (ahora en manos de un liberal, el belga Charles Michel), del que ya tenía nombres como el portugués António Costa. El presidente Pedro Sánchez, que fue el negociador de los socialdemócratas en el departamento de 2019 y que aseguró para su familia política y para España el tercer puesto más importante —entre la Comisión y el Consejo—, tendrá que actuar muy bien para nombrar a uno de los Ribera. Gran Vicepresidencia y aumentar la influencia de la UE en la próxima legislatura, indican fuentes comunitarias. Se podría dar mucho desde una vicepresidencia poderosa o una carta importante.

En la negociación de 2019, Francia e Italia no lo registraron. Thierry Breton, comisario de Mercado Interior —con Soberanía Tecnológica e Industria de Defensa—, y Paolo Gentiloni, de Economía, están detrás del paraguas de la vicepresidencia que hace alarde de la victoria, Valdis Dombrovskis, del Partido Popular Europeo (PPE). La comisaria de Interior, Ylva Johansson (socialista sueca), ocupa la vicepresidencia del conservador gris Margaritis Schinas. Von der Leyen, que en realidad dirige la Comisión Europea, más presidencialista, busca un esquema similar para la agenda verde, que esta legislatura mantuvo en manos de una poderosa vicepresidencia —Pacto Verde— (hasta que ascendió para participar en las elecciones holandesas) del socialdemócrata Frans Timmermans, que, sin embargo, había aspirado a dirigir el Ejecutivo comunitario. Finalmente fue para Von der Leyen, del Partido Popular Europeo, con quien nadie podía competir.

Pero esta organización es el mundo del aire. Las nuevas prioridades serán la competitividad de la Unión, que tendrá que ponerse manos a la obra ante el gran proteccionismo de Estados Unidos y de la mano de obra china, que inundan el mercado europeo con sus productos, después de sus empresas con subvenciones estatales y poner muchos guisantes cortos a las empresas europeas; y, además, sigue siendo el principal proveedor –en algunos casos el único– de elementos esenciales para la transición verde de Europa.

También habrá preguntas sobre los presupuestos económicos -si hay una gran reorganización de la política de cohesión y de la política agrícola común, con qué profundidad se planteará cada capítulo y cómo se dividirá-. Además, se repite, Von der Leyen quiere dar más peso a Defensa (ahora dentro del Mercado Único y Seguridad) con un comisario específico que ayude a nombrar a los países de Europa del Este.

Eurocamera se desplaza hacia atrás

Ribera, cabeza de lista del PSOE por los europeos, es un veterano de Bruselas, por lo que conoce las instituciones, el equilibrio de partidos y órganos y el departamento de puestos y competencias. Es por ello que aspiramos a una comparación amplia que incluya los costes energéticos y la relación con la crisis climática, un peso enorme sobre las voces que pedían una desaceleración en algunas cosas medianas que consideraban demasiado rápida y que tardó Von der Leyen. revisar las expectativas en esta legislatura. Sólo el comisario de Medioambiente (ahora en un charter con Océanos en manos del lituano Virginijus Sinkevičius) sería efímero para las pretensiones de Ribera, señalan fuentes socialistas.

Además, en un Parlamento Europeo que, tras las investigaciones, se acercará a la derecha como reflejo de lo que ocurre en los estados miembros, se centrará únicamente en la agenda verde, según esas fuentes, tendrá capacidad de maniobra en Ribera. , que además es una persona de perfil técnico y muy comprometida con los supuestos medioambientales.

La presidencia de la Comisión —propuesta por el Consejo Europeo, decidida por el Veintisiete y debe ser confirmada por el Parlamento Europeo— es la elegida por los vicepresidentes y comisarios de acuerdo con las sugerencias de los estados miembros, pero estos roles debe ser aprobado por el Consejo Europeo y la comisión parlamentaria responsable del documento propuesto. El Partido Popular Europeo podría activarse para negociar el derribar en Ribera, aconseja a los parlamentarios europeos.

La hoja de vicepresidentes y comisarios no es sólo el apoyo a la legislación y a las iniciativas comunitarias. También es un tema importante para los estados miembros de la Comisión Europea. Esta legislatura, la patronal española y vestíbulo Criticaron que Borrell no tuviera un plan para España. La Alta Representante habló de la voz de la UE en política exterior y de seguridad en un continente afectado por la guerra de Rusia contra Ucrania y marcado por la ofensiva de Israel en Gaza. Sobre el papel se ha planteado mucho, pero en el orden del día ha sido extremo y no ha llenado demasiados candidatos españoles, indican fuentes de Bruselas. Una vicepresidencia, o una carta potente, llamaría menos la atención, pero puede permitir a España estar más atenta a las decisiones colegiadas del Ejecutivo comunitario y a la mecánica de Bruselas, opinan fuentes comunitarias.

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