‘The Brutalist’ y lo peor de la arquitectura
La película «The Brutalist», dirigida por Brady Corbet y coescrita con Mona Fastvold, ha generado un notable debate en torno a su representación de la arquitectura y la figura del arquitecto. La trama sigue la vida de László Tóth, un arquitecto húngaro y judío que, tras sobrevivir al Holocausto, emigra a Estados Unidos en busca del sueño americano. A lo largo de la narrativa, se abordan temas como la persecución, la reconstrucción postbélica y la creación artística.Desde su estreno, la película ha sido objeto de críticas por su tratamiento de la arquitectura y la representación de los arquitectos. Algunas observaciones señalan que, aunque la cinta destaca por su meticuloso diseño de vestuario y ambientación de época, presenta errores y anacronismos en la representación arquitectónica, lo que afecta su autenticidad y credibilidad. Por ejemplo, se ha mencionado que ciertos elementos de diseño no corresponden con la época o el contexto histórico en el que se sitúa la historia.Además, se ha señalado que la película perpetúa ciertos clichés sobre los arquitectos, retratándolos como artistas incomprendidos, dispuestos a sacrificar todo por sus ideales, lo que puede ocultar aspectos como el narcisismo y una falta de voluntad de servicio. Este enfoque ha sido criticado por ofrecer una visión simplista y estereotipada de la profesión, sin profundizar en las complejidades reales que enfrentan los arquitectos en su práctica diaria.A pesar de estas críticas, «The Brutalist» ha sido reconocida en diversos festivales y ha obtenido varias nominaciones a premios cinematográficos. La actuación de Adrien Brody en el papel de László Tóth ha sido especialmente elogiada, al igual que la dirección de Corbet y la cinematografía de Lol Crawley. Sin embargo, la recepción ha sido mixta, con algunos críticos alabando su ambición y otros señalando deficiencias en su narrativa y representación temática.En el contexto de la arquitectura, el brutalismo es un estilo que surgió en la década de 1950 y se caracteriza por el uso de materiales como el hormigón visto y diseños que enfatizan la funcionalidad y la honestidad estructural. Este movimiento ha sido objeto de controversia, con opiniones divididas sobre su estética y su impacto en el entorno urbano. Algunos lo consideran una expresión audaz y honesta de la arquitectura, mientras que otros lo critican por su apariencia monolítica y, en ocasiones, opresiva.La película intenta explorar estas tensiones a través de la vida de su protagonista, mostrando su lucha por mantener sus ideales arquitectónicos frente a las presiones comerciales y sociales. Sin embargo, las críticas sugieren que la ejecución puede no haber logrado capturar completamente la complejidad de estos temas, resultando en una representación que algunos consideran superficial o inexacta.